CIUDAD DEL VATICANO. La esperada fumata blanca no se produjo este miércoles en la Capilla Sixtina. En su lugar, una densa columna de humo negro emergió por la chimenea del cónclave, señal inequívoca de que los 133 cardenales electores no lograron un acuerdo en la primera votación para designar al sucesor del Papa Francisco.
La única votación programada para esta jornada inaugural del cónclave se prolongó durante más de tres horas, un lapso superior al registrado en 2013, cuando Francisco fue elegido en apenas dos días. Desde este jueves, los purpurados podrán emitir hasta cuatro votaciones diarias, con el objetivo de alcanzar un consenso que aún se muestra lejano.
ESPERA TENSIVA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
Miles de fieles se congregaron desde temprano en la Plaza de San Pedro, en actitud de recogimiento y expectativa, aguardando la tradicional señal visual. La aparición del humo negro, mucho después de lo previsto, generó desazón entre los asistentes. La jornada estuvo marcada por los solemnes rituales de apertura y la clausura del cónclave, en los que los cardenales rezaron en busca de la guía divina.
Finalizada la votación, los cardenales se retiraron a la Domus Sanctae Marthae, la residencia vaticana donde pasarán las noches en estricto aislamiento, aunque con oportunidad para dialogar en un entorno más relajado antes de regresar a la Capilla Sixtina al día siguiente.
UN PANORAMA SIN FAVORITOS CLAROS
Aunque no se ha perfilado un favorito indiscutible, los nombres del cardenal italiano Pietro Parolin y del filipino Luis Antonio Tagle circulan con insistencia entre los posibles candidatos. No obstante, si ambos fracasan en concentrar apoyos suficientes, el colegio cardenalicio podría reorientar sus preferencias hacia otras figuras.
Entre los considerados “papables” también figuran el francés Jean-Marc Aveline, el húngaro Peter Erdo, el estadounidense Robert Prevost y el italiano Pierbattista Pizzaballa. Las afinidades geográficas, doctrinales o lingüísticas podrían jugar un papel decisivo en la configuración de un bloque mayoritario.
UNA IGLESIA QUE BUSCA UNIDAD TRAS LA ERA FRANCISCO
El fallecimiento del Papa Francisco el mes pasado cerró un pontificado de doce años, a menudo marcado por divisiones internas. Algunos cardenales han manifestado el deseo de elegir a su sucesor antes del fin de semana, como señal de cohesión institucional.
La duración promedio de los últimos diez cónclaves ha sido de poco más de tres días, sin que ninguno haya superado los cinco. Sin embargo, la rapidez de este proceso será observada con atención, pues un cónclave prolongado podría interpretarse como un signo de fragmentación en el seno de la Iglesia.
La próxima votación está prevista para la mañana del jueves. De no alcanzarse una decisión, los cardenales dispondrán de dos nuevas rondas por la tarde. Solo el esperado humo blanco, acompañado por el repique de campanas, anunciará que los católicos del mundo tienen un nuevo Pontífice.