NUEVA YORK.— En una decisión que marca un hito financiero, la agencia calificadora Moody’s rebajó este viernes la calificación soberana de Estados Unidos de “AAA” a “AA1”, citando como principales factores el crecimiento sostenido de la deuda pública y el incremento de los pagos por intereses, que ya superan ampliamente los niveles de países con perfiles crediticios similares.
DÉFICIT Y COSTO DE LA DEUDA, CLAVES EN LA DECISIÓN
“El recorte refleja el aumento continuo, durante más de una década, de la deuda pública y de los costos por intereses a niveles significativamente superiores respecto a otras naciones con calificaciones comparables”, señaló Moody’s en un comunicado.
La agencia lamentó la incapacidad de diversas administraciones y del Congreso estadounidense para acordar medidas fiscales efectivas que reviertan el patrón de déficits anuales elevados. En lo que va del año fiscal, el déficit presupuestario asciende a 1.05 billones de dólares, un 13 por ciento más que el año anterior.
ÚLTIMA DE LAS GRANDES EN MANTENER LA NOTA MÁXIMA
Con esta decisión, Moody’s abandona la máxima calificación crediticia para la mayor economía del mundo, sumándose al camino que ya tomaron sus rivales. Standard & Poor’s degradó a Estados Unidos en 2011 a “AA+”, y Fitch Ratings hizo lo mismo en agosto de 2023.
Moody’s fue, hasta ahora, la única de las tres grandes agencias que mantenía el “AAA” para la deuda soberana estadounidense, lo que representaba un respaldo simbólico a la solidez fiscal del país, aún frente a episodios de tensión como los cierres de gobierno o los techos de deuda.
IMPACTO INMEDIATO EN EL MERCADO
Como reacción inmediata, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años subió tres puntos base, ubicándose en 4.48 por ciento, reflejando una mayor percepción de riesgo entre los inversionistas.
“No creemos que las propuestas fiscales actualmente en discusión conduzcan a una reducción significativa y sostenida del gasto obligatorio ni de los déficits”, concluyó Moody’s, dejando abierta la posibilidad de nuevas revisiones si las condiciones fiscales continúan deteriorándose.
La rebaja podría implicar mayores costos de financiamiento para el Gobierno estadounidense y representar un mensaje de advertencia para los legisladores, en un contexto de polarización política y presiones crecientes sobre el presupuesto federal.