Una de las supersticiones más conocidas es la triscaidecafobia, es decir, miedo al número 13. Durante la Edad Media, estaba asociado con el mal agüero por su relación con la Última Cena, durante la cual trece personas estuvieron presentes antes de la traición y crucifixión de Cristo.
Se creía que acoger trece personas en una reunión auguraba la muerte de una de ellas.
Esta superstición persiste hoy en día. Hay edificios que omiten el piso 13, los aviones no suelen contar con una fila número 13 y en la cultura popular se sigue percibiendo como un número de funestas consecuencias. Este temor medieval no solo refleja la importancia del simbolismo cristiano, sino también la tendencia a interpretar los eventos cotidianos desde una perspectiva simbólica que relacionaba el día a día con la concepción misma del mundo.