Se trata de la Desconexión Digital, un tema ligado a la producción industrial, de servicios, intelectual, agropecuaria, o cualquier otra en la que haya operadores.
Por ser imperdibles y porque plasman claramente una buena intención que a mi modo de ver será provechosa para la productividad y el bienestar emocional al mejorar la calidad de vida y disfrute de la libertad y derechos laborales de todos, aún del mas alto funcionario público o privado, me permito transcribir algunas de sus partes:
“Apenas hace unos años las personas salían de su lugar de trabajo, iban a casa y dejaban atrás su actividad laboral. En la mayoría de los casos el lugar de trabajo y las horas dedicadas a aquél estaban definidas con claridad al tiempo de existir una estricta división entre el empleo y las actividades no laborales. Además, las y los trabajadores tomaban sus días de descanso sin computadoras portátiles, teléfonos inteligentes ni servicios de internet. La realidad laboral ha cambiado de modo significativo, provocando que hoy las y los empleados estén en guardia permanente; es decir, a la disposición del empleador a cualquier hora y en cualquier lugar.
La presión para responder a las comunicaciones electrónicas desde el trabajo, como correos electrónicos, mensajes de texto o llamadas telefónicas después de horas de trabajo equivale, como mínimo, al trabajo no remunerado y, en el peor de los casos, a una violación de los derechos humanos. Diversos estudios científicos han apuntado a dicha conclusión. En 2018, por ejemplo, el investigador William Becker, de Virginia Tech, descubrió que un trabajador puede estar sufriendo estrés y ansiedad excesivos directamente relacionados con las expectativas laborales de conexión parmente, incluso si no revisa de manera activa los correos o mensajeas electrónicos de trabajo en sus horas libres. La mera expectativa de estar a la disposición del empleador 24/7 es suficiente para aumentar la tensión de los empleados y sus familias. En un estudio titulado, “Agotado, pero incapaz de desconectarse: el impacto de las expectativas organizacionales relacionadas con el correo electrónico en el equilibrio entre el trabajo y la familia”, utilizando los datos de 297 empleados de 11 grupos industriales diferentes, descubrieron que, en promedio, las personas gastaron ocho horas a la semana, el equivalente a un día de trabajo extra completo, respondiendo correos electrónicos y mensajes de texto de su empleador después del horario laboral.
Con un creciente número de personas trabajadoras a quienes se les demanda dicha accesibilidad perpetua, son cada vez más los países y empresas que están respaldando las leyes del “derecho a la desconexión”, reestableciendo un claro límite entre el trabajo y la vida personal. Este concepto de reciente aparición se refiere al derecho de un trabajador a poder desconectarse del trabajo y abstenerse de participar en comunicaciones electrónicas relacionadas con su empleo.
Aunque actualmente no existe un marco legal global que defina y regule el derecho a la desconexión, tanto el derecho internacional como el doméstico cuentan con disposiciones que abordan el tópico de manera adyacente. Por ejemplo, el Artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos prescribe que “toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”. En este sentido el Senador Monreal propone la adición del Artículo 68 bis a la Ley Federal del Trabajo para que establezca: “Las y los trabajadores tendrán derecho a la Desconexión Digital a efecto de que les sean garantizados, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto a su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar”.