Veamos: el significado de la palabra Moreira es el de tierra de Moros o de Moras, pero por más moras y moros que se hayan podido dar en la tierra de los antepasados del señor Moreira, ni unas ni otros logran que se le asocie con la moral u otras cuestiones de esa índole. Antes, por el contrario, son públicamente conocidos algunos cuestionamientos e investigaciones que se le han llegado a formular en este país y desde el extranjero. Inclusive su efímero paso por el PRI nacional al término de su mandato suele asociarse a indagatorias de corrupción, a menos de que usted y yo podamos creer que su renuncia obedeció una estrategia política de altos vuelos; igual se puede pensar que su detención en España fue como víctima de un problema entre Moros y Cristianos y no una (otra) acusación que inexplicablemente terminó eludiendo. Los 30 mil millones de pesos con los que dejó endeudado al pueblo de Coahuila tampoco pueden hacer suponer corrupción o falta de moral.
Según lo sabe explicar el Maestro Luis Daniel Vázquez del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, hay dos tipos de indicadores que nos permiten mirar la Corrupción: los subjetivos y los objetivos. Los primeros se sustentan en la percepción de la gente con respecto a la corrupción realizada por un determinado órgano: la policía, los jueces, el gobierno, los partidos. Los de carácter objetivo dan cuenta de hechos específicos: cantidad de dinero desviado, de sobornos pagados de corrupción, etc. Como es de esperarse, dado que la corrupción se realiza de forma escondida para evitar consecuencias penales, es muy difícil contar con indicadores objetivos de corrupción. Pese a la dificultad de construir indicadores objetivos, Transparencia Internacional se dio a la tarea de elaborar uno: el pago de sobornos. Cuando pasamos de los indicadores subjetivos a los objetivos, las cosas empeoran para países como Bolivia y México, que pasan de media tabla en los indicadores subjetivos a los primeros lugares de corrupción, según el estudio de este Investigador publicado a fines del 2018.
Ahora bien, si es complicado establecer y leer indicadores subjetivo y objetivos entre países, puesto que se tiene que echar mano del impacto de la corrupción en los derechos sociales y económicos, así como número de homicidios, quejas y recomendaciones de los organismos de los derechos humanos, impacto de la corrupción en el comportamiento electoral, tampoco resulta nada sencillo tomar esto en cuenta hacia casos individuales como es el caso de Moreira. Por ejemplo contrastante, en el Estado de Coahuila que fue gobernando por el personaje en cuestión, la percepción de la corrupción sin dejar de serlo es de las menos importantes registradas en el estudio de referencia, entre las 32 entidades federativas de México, aun estimados los desfalcos a la Administración y el endeudamiento atribuidos por casi todos los medios de comunicación del país y analistas financieros, no solo por Sergio Aguayo a quien el inefable Moreira podría estar embargando en diez millones de pesos aproximadamente en que fijó el Juez el monto de la indemnización por dañar el prestigio y reputación de Humberto Moreira; baste acudir a cualquier buscador y teclear la palabra "Moreira" para que además de las moras y los moros se pueda usted dar vuelo con las fechorías que se le atribuyen mismas que trascienden el conocimiento público en nuestro país.