Sé que nunca callan, se dan a entender a su manera y puede que les importe poco lo que a nosotros nos pueda importar mucho. Dudo que quieran cambiar de camino y por ello no me detengo a moralizar. Entonces, ¿qué rollo?, me dirán. Bueno algo muy simple, les quiero tirar mi verdad, ya sabrán Ustedes si la recogen o la dejan tirada.
Esta bronca del COVID va en serio, es un bicho que no se muere con discursos presidenciales ni con curvas aplanadas modificando estadÃsticas de muertos y heridos. Este virus tampoco distingue entre ricos o pobres, pero le pega más a los pobres. Tampoco distingue entre religiosos o ateos y aunque Ustedes no lo entiendan tampoco distingue entre guapos y feos. En otras palabras, a balazos naranjas. Pero lo que viene después, está rudo, muy rudo. La crisis económica le va a pegar a cosas que a Ustedes les tiene que importar, por ejemplo, la educación de sus hijos; la calidad de los servicios de salud para sus familias o para Ustedes mismos; el acceso a alimentos; y aunque lo duden, la sostenibilidad del futuro. En este barco vamos todos y si se hunde, nos hundimos todos.
Asà que les tengo una propuesta. ¿Qué tal una tregua? En violencia se gasta mucha plata, se gasta más de lo que el paÃs gasta en educación, desarrollo social y salud juntos. Asà que si de pronto hay paz; sÃ, asà es, hablo de paz. Asà de pronto habrÃa recursos para destinarlos a los jóvenes desempleados, a los adultos en precariedad laboral, a los de la tercera edad (algún dÃa llegarán a viejos asà que vale la pena mejorar los servicios para los abuelos y las abuelas). Pero también habrÃa dinero para las mamás y sus chilpayates.
Tregua para la paz. SÃ, ya me los imagino. Su rostro sonriente estará iluminado y ya estarán pensando: ¿Este güey qué pedo, está loco, o qué onda? Me atrevo a escribir porque su no ya lo tengo. Escribo pensando en que la muerte nunca es la respuesta. Es más, a través de la historia la violencia siempre ha generado nuevas interrogantes y ningún imperio, ninguno, ha mantenido su poder. Un bicho, un simple bicho ahora ha puesto de rodillas a los gringos, chinos y rusos, a los tres y al mismo tiempo. Asà que el poder es pasajero, como pasajera es la vida en este planeta.
Pero lo que viene está de locura y necesitamos Unidad, necesitamos estar juntos. No podemos tener distracciones. Necesitamos de la banda y también de Ustedes. Todos somos, nadie les ha quitado su derecho de ser. Pero precisamente eso es lo que ahora les pido, les pido que sean. Sean solidarios con sus camaradas, con su pueblo, con su raza. No pienso en que entreguen armas ni territorios. Solo paz, una tregua.
Pido un instante de tiempo que nunca reservaremos al olvido, porque serÃa un tiempo de paz. No les pido claudicar ante el poder, ante la autoridad, ni ante aquellos que nada saben de dónde vienen o a dónde van. Les pido un momento para Ustedes y para nosotros. Un momento para construir rutas que nos lleven a un México diferente. Pero además: ¿Qué tienen que perder?
Tranquilos, no se me desesperen, ya acabo. Si leyeron este documento y llegaron hasta aquÃ, ya lo logré. Logré que por un momento se imaginaran otro vivir, se imaginaran el cómo serÃa ser el no tener miedos, el cómo serÃa tener un verdadero poder. El de la paz que darÃa voz a quienes ahora callan. El del luchador que vuela más allá de la utopÃa. El de un lÃder que con puño en alto pelea para que su gente no se enlode y evite eso que Ustedes llaman pinche porquerÃa. Una tregua para la paz, una tregua para la vida.