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Sección: De Peso
Oficios siguen vigentes en SLP, por carencias económicas
16/02/25 | 12:37 | Por: Imelda Hernández
Jubilados recurren a trabajos tradicionales para enfrentar la inflación y los bajos ingresos.

El alto costo de la vida y las pensiones insuficientes han llevado a muchas personas jubiladas a mantenerse activas mediante oficios tradicionales como la sastrería, la costura, el afilado de herramientas y la reparación de calzado. 

Aunque con el paso del tiempo estos trabajos han perdido demanda, la crisis económica ha revivido su importancia en ciertos sectores, permitiendo que quienes los ejercen logren mantenerse a flote. 

MEJOR REPARAR QUE COMPRAR 

Moisés Sánchez, zapatero, reparador o renovador de calzado, recuerda con orgullo cómo su padre sacó adelante a seis hijos con este oficio, el cual heredó y ha ejercido por más de 30 años. 

Aunque reconoce que en algún momento la reparación de zapatos estuvo en declive, señala que desde la pandemia por COVID-19 ha habido un repunte en la demanda de estos servicios. 

“Las familias ya no pueden darse el lujo de comprar calzado nuevo constantemente; prefieren repararlo. La mejor temporada aquí en mi negocio es el regreso a clases, cuando los padres buscan alargar la vida útil de los zapatos de sus hijos en lugar de adquirir unos nuevos”, explicó. 

Sin embargo, no todos los oficios han tenido el mismo repunte. Carmen González, costurera con dos décadas de experiencia, asegura que la confección de ropa a la medida ha caído hasta un 40% en los últimos cinco años, pues la mayoría de las personas opta por adquirir prendas comerciales, en lugar de pagar por un trabajo personalizado. 

“Lo que nos sostiene son las reparaciones. Algunas personas vienen a nosotros para hacer bastillas, cambiar cierres, poner botones o colocar parches en prendas con agujeros, pero los trabajos grandes, como la confección de vestidos o trajes, son cada vez menos”, señaló. 

CON LA MÁQUINA DE COSER 

Enrique Hernández, sastre con más de tres décadas en el negocio, ha sido testigo de la transformación en la vestimenta masculina. 

“Cada vez menos personas invierten en ropa formal. Antes, muchos clientes venían por trajes a la medida, pero hoy la vestimenta casual ha ganado terreno”, dijo el sastre. 

“En los últimos años, las ventas han bajado un 30%, pero seguimos adaptándonos y subsistiendo”, comentó. 

AFILADOR 

Adalberto García, afilador, enfrenta aún más dificultades, pues su oficio corre el riesgo de desaparecer debido a la cultura desechable.

“Las amas de casa ya no buscan afiladores. Prefieren comprar cuchillos nuevos en lugar de mantener los que ya tienen. En un día bueno, puedo ganar hasta 300 pesos, pero hay jornadas en las que apenas ingreso 45”, lamentó. 

Pese a los desafíos, estos trabajadores siguen apostando por su experiencia y habilidad, rescatando oficios que alguna vez fueron esenciales y que, aunque hoy enfrentan una menor demanda, siguen representando una oportunidad para mejorar su economía y mantenerse activos en la vida laboral.

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