La velocista mexicana incluso llegó a asegurar que jamás aceptaría un cargo en la CONADE porque “podría hacer cosas de mayor importancia y provecho para el deporte y la juventud en general fuera de esos organismos”.
Me atrevería a asegurar que desde el 2003 cuando en Paris se convirtió en la campeona del Mundial de Atletismo y cuando un año después en Atenas se colgaba la presea de plata en los Juegos Olímpicos, no existía algún mexicano que no admirara a Ana Gabriela Guevara como atleta; incluso creo que todos nos sentimos ilusionados cuando justamente ella fue nombrada titular de la CONADE pensando que al frente del organismo nuestros jóvenes deportistas recibirían el apoyo requerido para su preparación y el respaldo para acudir a sus competiciones.
Lástima que lo que se esperaba como una gestión brillante se esté viendo opacado al cierre por declaraciones e insultos.