Humilde y gentil en su trato hacia quienes se le acercaron para pedirle una foto o un autógrafo, Julio César Chávez demostró el por qué sigue siendo considerado uno de los más grandes ídolos de nuestro país.
Respetuoso y muy responsable, el púgil sonorense acudió puntual a los diferentes eventos en los que acompañó a su hijo, así como a la conferencia que le fue solicitada que dictara para los potosinos.
Aunque largas fueron las filas que sus admiradores hicieron para lograr tenerlo cerca, el llamado “César” del boxeo en ningún momento mostró molestia alguna y sí por el contrario atendió hasta a el último de sus seguidores siempre con una sonrisa y un trato gentil.
El contraste con la poca seriedad que su hijo Omar mostró para algunas citas programadas, por ejemplo la ceremonia de pesaje, dejan en claro la importancia y el valor tan diferenciado que Julio César Chávez y su vástago tienen de lo que para ellos no solo es su profesión, sino que además es su forma de vida.