Por el lado del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4T, la presión contra Movimiento Ciudadano es para que tenga su candidato propio, bajo la hipótesis de que dividiría a la oposición, también sin analizar a fondo los puntos finos de la decisión que deberá tomar pronto el partido naranja.
Si Movimiento Ciudadano presenta candidato propio no tiene otra opción más que postular a Marcelo Ebrard. El alcalde de Monterrey Luis Donaldo Colosio, que era el prospecto naranja que levantaba más expectativas, ya dijo que no va. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se pronunció en el mismo sentido. El mandatario de Nuevo León, el único que podría querer no tiene opción alguna, dado que está enfrentado con el PRI y el PAN de su entidad, que tienen mayoría en el Congreso del Estado, y no le darán la licencia para irse a esa aventura; y si lo llegan a hacer pondrán un gobernador de sus partidos, con lo que MC perdería un estado por ese capricho.
Marcelo Ebrard quiere ser candidato y busca partido; por el otro lado Movimiento Ciudadano quiere ir solo y se quedó sin prospectos. Lógico es que “las piedras rodando se encuentran” hasta en política.
Por el lado del frente opositor la obtusa idea de que MC debe unirse a ellos para derrotar a la 4T carece de bases, porque todo dependerá de cómo maneje su campaña Ebrard, a quién critique, a quien ataque, qué mensajes privilegie y cuáles minimice. Por otro lado, si viene de Morena, pues lo más lógico es que al salirse divide a…. Morena, más si lo siguen diputados federales y locales, alcaldes, así como operadores.
Del lado de AMLO y la 4T, promover que MC tenga candidato se les podría revertir, dado que sin duda si es Ebrard pegará a Morena, más si se va lanzando críticas contra Claudia, el proceso interno y la dirigencia del partido, mientras al mismo tiempo se asume como el verdadero guardián de la transformación del presidente López Obrador, a cuyas políticas emblemáticas, como los programas sociales, podría llenar de elogios.
En realidad, dependerá de las campañas a quién le quite votos Ebrard y qué tanto podría crecer.
De entrada, tendría el voto de género “al revés”, al ser el único hombre que compita, en un país con fuerte cultura machista. Aunque esto seguramente jamás se mencionará, pero estará implícito en la contienda.
Se llevaría un buen porcentaje de posibles votos morenistas, dado que fue el segundo lugar en la encuesta que fue armada e implementada por el propio partido.
Seguramente también captaría votos que de otra manera se irían con Xóchitl, en un escenario electoral bipolar.
Es decir, le quitaría sufragios tanto a Claudia como a Xóchitl. ¿A quién más? Depende… como dicen los estrategas de campañas.
En los debates, que por ley deberá haber, luce más fuerte ante sus dos contendientes, al ser el de mayor bagaje político y experiencia en del sector público.
Si en una encuesta nacional levantada entre población abierta, según presumió Morena, captó alrededor del 25 por ciento de las preferencias electorales, distribuidas entre 6 personajes. No parece muy lejana la meta de llegar a un 30% en una contienda de tres, y a partir de ahí dar la batalla por 5 puntos más en los debates o ante errores de sus rivales.
Si Ebrard y Movimiento Ciudadano participan como tercera opción podrían configurar una elección de tercios, que sería tierra de nadie, en la que cualquier cosa podría pasar.
Y aunque no gane el partido naranja, con su participación decorosa, con una votación cercana al 30 por ciento, sería más sano para el país. Que acabe la polarización política, que nadie tenga mayoría calificada en las cámaras y ni siquiera absoluta, que todo salga mediante diálogo y acuerdos, que haya división real de poderes.
En un escenario así, pasaría a segundo término quien gane la presidencia, porque estaría bajo muchos controles políticos y democráticos.