Justo ese es el proyecto que ahora pulió, mejoró y revivió el alcalde de la capital, Enrique Galindo, quien ya dialoga con el gobernador para impulsarlo como alternativa a la vía alterna que construye la SCT federal, que se quedó sin recursos para este año y por el momento solo conducirá a un montón de tierra.
La posibilidad que se deslizó hace años era armar una concesión o trueque con Coconal, a la que se le daría algún beneficio. Eso mismo se puede explorar, pero con una empresa menos abusiva que esa, que impuso por sus pistolas, con el apoyo del gobierno carrerista, casetas de peaje en los parques industriales que lesionan la economía de miles de trabajadores fabriles.
El trazo está muy hecho, ya lo recorren cientos de potosinos de la zona todos los días; es poca la distancia que le resta a la avenida Salk, tras cruzar el ahora Circuito Vial Potosí, para alcanzar el Eje 140.
Un especialista nos hizo una observación que vale la pena: a diferencia del trazo Juárez - 140, el cual es una enorme curva alongada y con cerros, la ruta por Salk es un trazo recto.
Quizá no se convierta en una carretera tipo A4, a cuatro carriles, pero su trazo más directo la convertiría en una especie de bulevar o vía rápida.
Ya hay un trazo, pero debe ser regenerado, ampliado en sus carriles y concluido hasta la Zona Industrial.
Es muy interesante que el alcalde capitalino Enrique Galindo retome ese proyecto olvidado, en aras de mejorar la movilidad de la capital.
PIFIA CARRERISTA
Desde que Gallardo ventiló las anomalías en la compra del terreno para ampliar el aeropuerto de Tamuín deslizó también la fuerte posibilidad de que su gestión presentará denuncias penales en contra de funcionarios del sexenio anterior.
Lo que supimos es que ese proceso está en etapa de documentación.
El caso es grave, nos dijo una fuente de Palacio que pidió omitir su nombre. Además, según los indicios, la operación debió tener el visto bueno del exgobernador Juan Manuel Carreras.
Los terrenos que fueron comprados, son inservibles para el proyecto, y además se adquirieron a sobreprecio, según lo que dijo el mandatario estatal actual.
Es decir, no sólo no servían, sino que además se pagó en exceso, por un fangal.
Ahora hay otro problema. Un propietario de tierras junto al aeropuerto, que sabe de la necesidad de ese proyecto, ahora también quiere vender a sobreprecio, tomando como base la compra anómala del sexenio anterior, lo que ha motivado el enojo de los principales funcionarios estatales.
Una pregunta que deberían plantearse los funcionarios actuales, la ASE y las instancias correspondientes podría ser: ¿si se sabía de la existencia de los terrenos adecuados para el aeropuerto, por qué fueron adquiridos otros que no sirven para tal efecto?