La cifra de 60 mil 928 casos y 613 muertes entre niños y jóvenes en todo el país, y por tanto en San Luis Potosí, es una voz de alerta contra la pretensión de las autoridades de impulsar el regreso a clases presenciales.
Ya incluso instituciones como la UNAM y otras universidades se han pronunciado en contra de la medida; esta institución adelantó que difícilmente retornará a clases presenciales en lo que resta de este año.
Debe recordarse que la máxima casa de estudios del país, el Tec de Monterrey y otras instituciones académicas fueron las primeras en suspender labores en marzo de 2020, cuando iniciaba la pandemia, antes de que las autoridades decretaran la suspensión de muchas otras actividades e impusieran medidas sanitarias. Es decir, se adelantaron a lo que venía, como lo hacen ahora.
No hay que hacer sesudos análisis para prever que un incremento de contagios al regresar cientos de miles de niños y jóvenes no vacunados a las aulas podría crear una crisis al arranque del próximo gobierno, que tendría impactos en la salud de muchos potosinos, en la viabilidad hospitalaria, en la economía y que además causaría un desgaste político innecesario a la naciente administración estatal.
Lo más prudente es que el gobernador Carreras retire su propuesta de que haya un regreso a clases presenciales.
No debería ser ni voluntario el regreso a las aulas, pues muchos padres de familia, agobiados por los estragos económicos causados por la pandemia, y por el trabajo adicional de servir como docentes en casa, podrían optar por tomarle la palabra.
Simplemente, mientras no estén vacunados, o mientras no haya un semáforo verde durante varios meses, los niños, adolescentes y jóvenes no deben regresar a clases.
Esto porque no hay garantías de que no se causará una mayor ola de Covid. No se realizan pruebas suficientes, no hay seguimiento de contactos de contagiados, muchas escuelas no podrían implementar las medidas sanitarias y muchos niños no están en edad de acatar ese tipo de instrucciones.
PUENTES QUEDARÍAN INCONCLUSOS
Empresarios del sector de la construcción abrigan serias dudas de que los puentes Pemex y periférico sean concluidos en su totalidad por el ayuntamiento capitalino y el gobierno estatal, por lo que hay alto riesgo de que queden como obras inconclusas.
Lo que desconocen es si por lo menos se dejarán al próximo gobierno estatal y al siguiente ayuntamiento de la capital los recursos necesarios para terminarlos.