La economía de México experimentará un crecimiento limitado al 0.8 por ciento en 2025, debido a la desaceleración económica global y los esfuerzos por consolidar las finanzas públicas mediante la reducción del gasto gubernamental, según estimaciones de Bank of America (BofA).
Carlos Capistrán, economista en jefe para América Latina y Canadá de BofA, señaló que el país enfrenta un escenario de enfriamiento económico después de registrar un crecimiento superior al 3 por ciento en 2023. Los indicadores actuales apuntan a una desaceleración que se acentuará en 2024 y continuará en 2025.
DESCENSO EN LOS INDICADORES
“Tenemos un pronóstico de 0.8 por ciento para este año. Parte de esta desaceleración se debe a que México está llevando a cabo una consolidación fiscal muy importante”, explicó Capistrán durante una conferencia de prensa.
El especialista destacó que el déficit público, que en 2024 se situó en cerca del 6 por ciento del PIB, uno de los más altos en las últimas tres décadas, ha obligado al Gobierno a implementar un ajuste fiscal significativo. El Presupuesto aprobado por el Congreso contempla una reducción en el gasto público de 1.5 puntos porcentuales del PIB, lo que limitará la capacidad de crecimiento económico.
IMPACTO DE LA CONSOLIDACIÓN FISCAL
La disminución del gasto público, aunque necesaria para estabilizar las finanzas nacionales, representa un factor que condicionará la actividad económica. “Si por alguna razón el Gobierno no hiciera dicho recorte, el país podría crecer más, pero esto generaría preocupaciones fiscales significativas entre los inversionistas”, agregó Capistrán.
BofA prevé que la consolidación fiscal sea clave para mantener la confianza de los mercados, pero advierte que el costo a corto plazo será un crecimiento económico por debajo del potencial de México.
RETOS PARA 2025
Con la desaceleración ya reflejada en los datos del cuarto trimestre de 2024 y un avance estimado de apenas 1.3 a 1.4 por ciento para el cierre de ese año, la economía mexicana enfrenta retos significativos. Estos incluyen la necesidad de equilibrar el compromiso con la estabilidad fiscal y el impulso a sectores estratégicos para mitigar el impacto de la desaceleración.
Analistas coinciden en que la política fiscal restrictiva, aunque crucial para reducir el déficit, tendrá efectos inmediatos sobre el dinamismo económico, complicando la posibilidad de un repunte en el corto plazo.