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Sección: Vida
El dolor y las emociones
16/02/25 | 14:37 | Por: Redacción
Cuando los sentimientos se reprimen y no se expresan de manera saludable, nuestro cuerpo puede comenzar a manifestar síntomas físicos.

El dolor crónico es un compañero indeseado para millones de personas en el mundo. No se trata solo de una sensación física que afecta al cuerpo, sino de una carga emocional que, muchas veces, no recibe la atención que merece. 

El dolor crónico afecta a más de un 20% de la población mundial, y tiene múltiples causas: desde enfermedades autoinmunes hasta lesiones mal curadas o problemas del sistema nervioso. Pero lo que estudios han demostrado en los últimos años es que el dolor físico y el emocional están relacionados. 

LAS EMOCIONES NO EXPRESADAS: ¿QUÉ TIENEN QUE VER CON EL DOLOR? 

Para entender la relación entre el dolor y las emociones no expresadas, hay que echar un vistazo a cómo nuestro cuerpo y nuestra mente están conectados. A lo largo de la vida, todos experimentamos emociones intensas, como la tristeza, la ira o el miedo. Cuando estas emociones se reprimen y no se expresan de manera saludable, nuestro cuerpo puede comenzar a manifestar síntomas físicos. 

Durante años, la psicología ha investigado cómo las emociones no gestionadas pueden quedarse “atrapadas” en el cuerpo y pueden crear tensiones musculares, aumentar la inflamación o amplificar la percepción del dolor. 

EL ESTRÉS Y EL CICLO DEL DOLOR 

El estrés es un punto clave. Cuando experimentamos emociones intensas y no las procesamos adecuadamente, el cuerpo responde entrando en un estado de “alerta”. El sistema nervioso simpático, encargado de activar la respuesta de lucha, se mantiene en constante activación. Esto genera una liberación continua de cortisol, la hormona del estrés, que tiene un efecto inflamatorio. 

La inflamación es un factor clave en el dolor crónico, el aumento de la inflamación como resultado del estrés emocional puede intensificar estos síntomas. A su vez, el dolor crónico genera más estrés, y así el ciclo se retroalimenta. 

NEUROPLASTICIDAD Y DOLOR 

El cerebro no solo interpreta las señales de dolor, sino que es responsable de cómo las percibimos. Estudios han demostrado que, en personas con dolor crónico, el cerebro puede cambiar su forma de procesar el dolor a través de un fenómeno llamado neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro de reorganizarse y adaptarse a las experiencias. En el caso del dolor crónico, el cerebro puede “aprender” a sentir dolor de manera más intensa por la exposición prolongada a situaciones de estrés emocional.

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