Cuando James Harrison tenía 18 años fue sometido a una cirugía mayor. Era 1951 y los médicos descubrieron que tenía "sangre mágica".
Encontraron que la sangre de este australiano contenía un raro anticuerpo con el cual se podía crear un tratamiento para salvar vidas. Más específicamente, vidas de bebés que sufren la enfermedad hemolítica del recién nacido o EHRN.Pero ahora que tiene 81 años ya ha superado la edad límite para ser donante y el viernes lo hizo por última vez.