Todo indicaba que sería un vuelo de rutina, uno más entre los cientos que cruzan cada día los cielos de China.Pero de pronto, el capitán Liu Chuanjian, que volaba un Airbus A319 entre las ciudades de Chongqing y Lhasa, en Tíbet, escuchó un sonido que remeció toda la cabina."No hubo ninguna señal de advertencia. El parabrisas se quebró, dio un fuerte golpe. Lo siguiente que supe fue que mi compañero había sido succionado ", le contó al diario Chengdu Economic Daily.Se salvó por un pelo, es decir, por el cinturón: el dispositivo de seguridad no permitió que el suboficial fuera totalmente succionado.