El origen que motivó la celebración del Día Internacional del Trabajador se remonta a fines del siglo XIX. El 1 de mayo de 1886, en Chicago, EE.UU., se iniciaron las huelgas en reclamo por una jornada laboral de 8 ocho horas. Las protestas se extendieron hasta el 4 de mayo cuando se produjo la llamada Revuelta de Haymarket.